Saber aplicar primeros auxilios puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte en una situación de emergencia.
Sin embargo, incluso las mejores intenciones pueden verse empañadas por errores comunes que, lejos de ayudar, pueden empeorar el estado de la víctima.
En este artículo, te explicamos cuáles son los 10 errores en primeros auxilios más frecuentes y cómo evitarlos, con el objetivo de que estés realmente preparado para actuar de forma segura y eficaz cuando más se necesite.
10 errores en primeros auxilios más comunes
1. No evaluar la seguridad del entorno
Uno de los errores más graves y frecuentes es acudir directamente a socorrer sin comprobar si el lugar es seguro.
Si hay tráfico, fuego, riesgo eléctrico o cualquier otro peligro, el rescatador puede convertirse en otra víctima.
¿Cómo evitarlo?
Antes de intervenir, analiza rápidamente el entorno. Asegúrate de que ni tú ni la víctima corráis más peligro. Si no es seguro, llama a emergencias y espera ayuda profesional.
2. No pedir ayuda inmediatamente
En muchas ocasiones, las personas intentan resolver la situación por su cuenta y olvidan alertar a los servicios de emergencia.
Cada segundo cuenta, especialmente en casos de parada cardiorrespiratoria o traumatismos severos.
¿Cómo evitarlo?
Llama al 112 (o el número de emergencias de tu país) lo antes posible o pide a alguien que lo haga mientras tú comienzas los primeros auxilios.
3. Mover a la víctima innecesariamente
Mover a una persona inconsciente, accidentada o lesionada sin necesidad puede agravar lesiones internas, medulares o cervicales.
¿Cómo evitarlo?
Solo mueve a la víctima si está en peligro inmediato (fuego, derrumbe, etc.). De lo contrario, estabiliza su posición y espera a los profesionales.
4. Introducir objetos en la boca durante una convulsión
Es un mito peligroso pensar que una persona puede «tragarse la lengua» durante una crisis convulsiva.
Meter objetos en la boca puede causar lesiones dentales, asfixia o mordeduras.
¿Cómo evitarlo?
No pongas nada en la boca. Asegura el entorno, coloca a la persona de lado y protege su cabeza hasta que pase la convulsión.
5. No saber hacer una RCP correctamente
Realizar una reanimación cardiopulmonar (RCP) de forma incorrecta puede hacer que la maniobra sea ineficaz o incluso dañina.
¿Cómo evitarlo?
Fórmate en RCP básica con un curso práctico. Recuerda: 30 compresiones torácicas (a un ritmo de 100-120 por minuto) y 2 ventilaciones.
Si no te sientes preparado, realiza solo compresiones.
6. Dar de beber o comer a una persona inconsciente
Otro error muy extendido es intentar hidratar o alimentar a alguien que ha perdido la consciencia. Esto puede provocar asfixia por aspiración.
¿Cómo evitarlo?
Nunca des nada por boca a una persona inconsciente. Colócala en posición lateral de seguridad y espera a los servicios de emergencia.
7. Aplicar remedios caseros en quemaduras
El uso de mantequilla, pasta de dientes, alcohol o hielo sobre una quemadura puede agravar el daño y aumentar el riesgo de infección.
¿Cómo evitarlo?
Enfría la quemadura con agua corriente durante 15-20 minutos y no apliques ningún producto. Cubre con una gasa estéril sin apretar y acude al médico.
8. No tranquilizar a la víctima (ni a uno mismo)
El pánico y la ansiedad pueden afectar la capacidad de actuar con lógica y calma. A veces, la víctima entra en shock por ver que quien intenta ayudar está más nervioso que ella.
¿Cómo evitarlo?
Respira hondo, habla con calma, transmite seguridad. Ayudar también es estar emocionalmente presente.
9. Olvidar el protocolo ABC
El orden importa. Saltarse el protocolo ABC (A: vía aérea, B: respiración, C: circulación) puede hacerte actuar sin priorizar lo vital.
¿Cómo evitarlo?
Aplica el protocolo: primero asegúrate de que la víctima respira y tiene el paso de aire libre, luego comprueba si hay respiración y circulación, y actúa en consecuencia.
10. No formarse ni actualizar conocimientos
Muchos creen que con haber hecho un curso hace años es suficiente. Pero los protocolos cambian y la memoria se desvanece con el tiempo.
¿Cómo evitarlo?
Haz cursos de reciclaje cada 1 o 2 años. Existen muchas opciones presenciales y online para mantener tus conocimientos al día.
Conclusión
Conocer primeros auxilios es imprescindible, pero igual de importante es saber qué no hacer. Evitar estos errores puede salvar vidas o evitar secuelas graves.
La mejor herramienta que puedes tener ante una emergencia no es solo tu buena intención, sino tu formación.
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